Nº 7: GRAND CANYON. PARTE 1: EL CAÑÓN DEL COLORADO.

 

 

Salimos de Las Vegas hace ya 3 días, y desde entonces la de cosas que hemos visto en tan pocos días… increíble… y todas ellas enormes, apabullantes, espectaculares… se acaban los adjetivos, la verdad.

Nada más llegar a Las Vegas cogimos el coche y desde entonces es, por supuesto, nuestro medio de transporte, nuestro armario, nuestra nevera… todo, sin él por esta parte de EEUU no haces nada, y es que el transporte es EEUU de largas distancias no es muy bueno que se diga.

Y hemos tenido una clara ventaja: Estefi además de ser bilingüe, ha vivido en EEUU con sus tíos durante una temporada, lo que supone que sabe cómo van los coches automáticos, las señales de tráfico, cuáles son las mejores cadenas de supermercados, en definitiva la idiosincrasia de EEUU… vamos que yo cuando estuve en Phoenix y San Diego hace años, me las arreglé para conducir y viajar por aquí unos días, pero ahora voy con una profesional.

La verdad es que hemos quedado que yo conduciría la mayor parte del viaje (me he hecho muchísimos kilómetros en mi anterior curro, verdad chicos? y la verdad es que me gusta conducir, me encanta y no me cansa) pero al final Estefi lo lleva un montón y es que hay tantas fotos posibles a cada paso… y a Estefi no le gusta la idea de que conduzca y haga fotos a la vez, y yo no sé porqué…

A la hora más o menos de salir de Las Vegas dirección sur oeste, llegas a la enorme, grandiosa y famosísima “Presa Hoover”. Se puede visitar desde el también enorme y grandioso puente que han construido justo enfrente de la presa. La carretera 93 pasa justo por encima de la presa y en un lado estás en el estado de Nevada y al cruzarla pasas al estado de Arizona. (El Estado del Gran Cañón)

Lo primero que sorprende es que la gente conduciendo no va tan despacio como pensaba. Ya había conducido hace años en California y tampoco me pareció que fueran tan despacio, como todo el mundo me dice. Tampoco van como locos, ni muchos menos, de hecho son muy respetuosos, muy educados en general y condiciendo en particular. Pero si es verdad que van un poco por encima de lo permitido.

Lo segundo que sorprende es que según te vas acercando al Gran Cañón del Colorado las tormentas que hay y lo verde que es todo. Tampoco verde en plan Cantabria, pero si como en Pirineos, por ejemplo. Vamos, que más que un ecosistema desértico, parece uno ecosistema montañoso, de hecho estamos a 2000 metros de altura. Está lleno de bosques de coníferas, sobretodo pinos, es sorprendente. En cuanto a las tormentas, parece ser que es la época, es impresionante ver como caen los rayos… cada atardecer los ves a lo lejos. En todos los carteles lo anuncian con fotos de rayos, parece que es algo muy típico en esta zona y en esta época del año. Y es espectacular llegar al borde Sur del cañón (que es el borde que hemos visitado) y ver como la cantidad de arboles, en un minuto se esfuman y aparece el vacío…

Bueno, antes de ir al Cañón, vamos con “Williams”. Ha sido la primera ciudad de Arizona que hemos visitado. Se trata de una pequeña localidad situada en la famosa “Ruta 66”. En vez de ir por el norte al cañón, decidimos bajar un poco para coger la famosa y mítica ruta, aunque sólo fuera por un momento. La gente aquí es completamente diferente a la gente de ciudad, parece que no están muy acostumbrados a tratar con muchas gente, de hecho por aquí no vive lo que se dice mucha gente. Vamos, que salvo Phoenix y Tucson… el resto, pueblecitos.

La verdad es que esta es otra cosa que sorprende un montón… donde vive aquí la gente???? Williams es el típico pueblecito de peli, con una calle principal, restaurantes de parrilla, gasolineras, talleres y tiendas a los lados. Vamos es el pueblo de acceso al Cañón por el borde Sur, pero no hay nadie local, todos somos de fuera, donde están los de aquí??? Es verdad que ves las típicas casas de madera esparcidas por las afueras, pero no son muchas, la verdad… investigaremos…

Después de Williams, al día siguiente, dejamos la Ruta 66 y llegamos a “Tusayan”, la puerta de acceso al parque nacional Grand Canyon.

Para entrar en cualquier parque nacional estadounidense hay que pagar por coche, alrededor de 25 $. Como vamos a visitar unos cuantos, nos hemos hecho el pase anual por 80$.

El parque es espectacular, nada más entrar te cruzas con ardillas, alces, ciervos,  cóndores californianos, es espectacular. Y de verdad que sorprende que sea tan tan verde. Yo pensaba que el Gran Cañón estaba en una zona desértica. Luego nos daremos cuenta que es tan grande y gigantesco que abarca varios tipos de ecosistemas, y el desierto, desde luego...

Como todo aquí, el parque está muy bien organizado. El borde sur tiene aprox. 15 Km de longitud, y en el medio está el centro de visitantes y los párquines, en Gran Canyon Village. Desde allí puedes tomar gratuitamente (se supone que todo el que está dentro ya ha pagado la entrada) 3 líneas de autobuses que recorren todo le borde Sur. 

 

 

 

Es verdad que los americanos son organizados, pero también un poco vaguetes… Sin salir del autobús con un aire acondicionado a todo trapo puedes ver las preciosas vistas del gran cañón, también por ejemplo, en los baños públicos (que aquí hay por todas partes, algo que realmente se agradece… y con aire acondicionado!!!) te puedes lavar las manos sin dar a ningún botón, ni tirar de la cadena, te levantas de la taza y es automático… ni abrir ninguna puerta, des de luego. Por otro lado, puedes pagar con tarjeta todo, si quieres en muchos establecimientos no tienes por qué tener contacto con ningún dependiente, todo sea por la ley del mínimo esfuerzo y la comodidad, y es realmente cómodo todo la verdad, y muy fácil.

De hecho, son tan cómodos que no ves a nadie por las calles, donde está la gente??? Donde hay aire acondicionado, en el coche, en los supermercados, en el trabajo, en los baños públicos…Es curioso ver el coche aparcado en un supermercado, encendido y nadie dentro… el dueño debe estar comprando dentro del supermercado y afuera el coche le aguarda fresquito sin echar las llaves y el coche encendido…

Volviendo al Gran Cañón. Hay un montón de actividades gratuitas. Sólo tienes que llegar al lugar indicado para empezar la actividad, y allí te estará esperando un Ranger muy puntual. Y si, confirmado, van con el típico gorro de las pelis, y vestidos de marrón y verde.

Nosotros decidimos ir a ver el amanecer al Gran Cañón, y después coger el bus naranja y hacer una pequeña ruta con un Ranger. Estuvo muy bien, pudimos adentrarnos en el Gran Cañón unos kilómetros. Por la tarde hicimos la ruta del borde del cañón hacia el este, el lado contrario al de por la mañana, y volvimos con el bus rojo. Para rematar un día muy largo que empezó a las 4:40 AM cuando nos levantamos a ver el amanecer, nos esperamos hasta las 9 de la noche para ver el atardecer.

Lo más impactante del Cañón es que no consigues hacerte una idea de las distancias que hay ahí dentro. Tú estás enfrente delante del abismo, disfrutando pero no llegas a comprender la inmensidad que hay delante de ti, las distancias son impresionantes, se te pierde la vista, no tienes referencias… cuando han pasado ya unas horas desde que lo ves por primera vez, vas haciéndote una idea… es realmente IMPRESIONANTE.